El ex jefe de la barra de River Plate Adrián Rousseau se negó a declarar ayer, en el primer día del juicio oral y público en el que está acusado por su presunta participación en un enfrentamiento con la Policía Federal tras un partido entre el equipo de Núñez y Oriente Petrolero, de Bolivia, en enero de 2006 por la Copa Libertadores de América.
«Por el momento, no», respondió Rousseau cuando el Tribunal Oral número 15, integrado por los jueces Elena Do Pico Farrell, Héctor Grieben y Ricardo Galli, le preguntó si iba a prestar declaración indagatoria.
Hoy se completó el primer día de juicio, en el que declararon los testigos previstos y el Tribunal dispuso que el próximo jueves 24 a las 10.30 el fiscal Gustavo Gerlero y el abogado de Rousseau, Ignacio Irurzun, hagan sus alegatos, para luego dar a conocer el veredicto.
Vestido con camisa de jean celeste, pantalón y zapatos negros, y gruesas pulseras y anillos plateados, Rousseau permaneció toda la audiencia sentado junto a su defensor, en el octavo piso del edificio judicial de Lavalle 1171, donde se lleva a cabo el juicio oral.
El ex barra brava de River sólo cambió su posición para observar un corto video de la noche de los hechos, el 26 de enero de 2006, cuando presuntamente el grupo conocido como «Los Borrachos del Tablón» se enfrentó con la Guardia de Infantería que había intervenido para proteger a dos personas que estaban siendo agredidas.
Esos dos agredidos fueron identificados por «unos 50 hinchas de River» como «dos infiltrados de la barra brava de Boca», según relató un testigo policía, el subinspector Matías López Bohigas, quien resultó herido en aquella «trifulca», tal cual la definió.
La primera audiencia del juicio arrojó más confusión que claridad: Rousseau está acusado por «instigación a formar grupos destinados acometer delitos», «resistencia o desobediencia a funcionario público en cargado de la tutela del orden» y «destruyere o de cualquier modo dañare una cosa mueble o inmueble», siempre en el marco de espectáculos deportivos.
Pero de la declaración del comisario Rogelio Pizzi y de López Bohigas poco pudo avanzarse sobre esas figuras, ya que recordaban parcialmente los hechos y las filmaciones que fueron exhibidas no captaron el momento de la reyerta.
López Bohigas, incluso, recordó haber visto a Rousseau -a quien identificó con un relato por momentos errático- como quien «hacía ademanes para que se acercaran o alejaran». Pero preguntado concretamente sobre si tuvo participación activa en la pelea, respondió: «No puedo decir que lo haya visto decirle a alguien que agrediera a otro».
Lo mismo sostuvieron los oficiales del Grupo de Infantería Javier Fernández y Luis Cuervo, también heridos en el hecho, quienes afirmaron que había una persona que lideraba el grupo y daba órdenes. Uno de ellos sostuvo que esa persona les decía al resto: «Vamos a hacer el aguante».
Los policías identificaron a esa persona como “musculoso”, de “pelo corto” y que vestía una remera amarrilla pero no pudieron confirmar si era Rousseau. “Fue todo muy rápido”, declaró Cuervo y Fernández señaló que “no se veía bien porque había poca luz”.
En rigor, toda la estrategia defensista se basó en objetar el reconocimiento del acusado, de igual contextura que Schlenker pero de tez morena y no rubia, como aquellos.
«No puedo hablar de la cara, porque era de noche, pero sí que era un morocho de contextura fornida que hacía ademanes alentando, parando y guiando a la gente que tenía detrás», declaró el subinspector López, quien resultó herido en el cuello con un valla metálica arrojada por las barras.
«Uno de los que los guiaba tenía remera amarilla, de contextura grande y llevaba un resorte extensible y después me dijeron que era Rousseau», dijo Marcelo Galarza, otro de los efectivos de infantería que declaró ante el Tribunal Oral Criminal 15 (TOC15.) En cambio, el comisario Rogelio Prizzi, que se desempeñaba en la comisaría 51 y esa noche comanda el servicio de seguridad, sólo admitió que «a Rousseau se lo mencionaba como jefe pero yo no lo vi».
Por otra parte, Marcelo Ayala, técnico en imagen, declaró que a través del video no se puede identificar la identidad de ninguno de los barras que allí aparece porque al acercar la imagen se pierde nitidez para reconocerlos a través de sus rostros.
El hecho, conocido como «La batalla de Oriente Petrolero”, ocurrió el 26 de enero de 2006 tras el partido de Copa Libertadores en el que River goleó 6 a 0 al equipo boliviano cuando un grupo de la barra brava se enfrentó con la Guardia de Infantería.
El tribunal que llevará a cabo el juicio es el mismo que tiene previsto juzgar al grupo de la barra brava antagónico al de Rousseau, el de los hermanos Alan y William Schlenker (sobreseido en esta causa), por el asesinato de Gonzalo Acro.
Fuente: DyN, Télam
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