Una semana se tomó Ariel Luna junto a su abogado, Salvador Heredia, para diseñar la estrategia de defensa que desplegará por el crimen de Gonzalo Acro desde esta mañana, cuando enfrente al juez Luis Rodríguez. Y tomaron la decisión que se venía vislumbrando en las últimas horas: negar todo. Según averiguó Olé, el Colo hará primero una larga exposición y recién después aceptará preguntas. Y en su monólogo reconocerá que estuvo presente en el lugar y a la hora del hecho (lo que está comprobado por el rastreo de su teléfono celular), pero afirmará: «Yo no lo maté, yo no fui el autor de los disparos que terminaron con la vida de Acro. El que lo hizo fue Luciano». Por eso, su estrategia será atacar el testimonio de Gastón Matera, el otro barra que acompañaba a Acro aquella noche y que lo identificó como el asesino.
¿Cómo hará para desdecirse del video que filmó autoincriminándose? Dirá que mintió por plata y agregará que el video se filmó en Europa y que fueron dos personas, una mujer y un hombre, a hacerlo. No dará sus nombres pero tirará una pista, diciendo que quien lo ordenó fue alguien muy vinculado a River. En Tribunales, igual, no le dan mucha trascendencia a esta estrategia: un imputado puede mentir y en el juzgado 11 están convencidos de las pruebas que incriminan a Luna, la más fuerte el testimonio de Matera. Los que sí van a desencantarse con esta declaración de Luna serán los otros acusados en la causa, ya que se suponía que si el Colo ratificaba sus dichos, ellos aliviarían sus situaciones. No sólo no pasará esto sino que complicará a los cuatro que estuvieron en el lugar del hecho, ya que abrirá el juego sobre quién fue el asesino. Un juego que, igual, para la Justicia ya está cerrado.
Sigue el cruce Luna – Schlenker
El sábado el abogado de Luna dijo que darían al juez el nombre de quien mandó a hacer el video y todas las miradas se posaron sobre la familia Schlenker. Ante eso, Alan dijo sentirse extorsionado y ahora su letrado, Sebastián Rodríguez, afirmó: «Esperamos con ansias que Luna declare todo con lujo de detalles. Incluso que aclare lo del video aportando nombres, lugar y fecha. Porque los Schlenker estaban detenidos mientras él vacaciona por Europa con su familia». Picante.
Ariel «Colo» Luna, aseguró este viernes ser «inocente» del hecho y acusó a un supuesto integrante de la barra brava del club de haber matado al joven, informó su abogado, Salvador Heredia.
En su declaración indagatoria ante el juez de instrucción porteño Luis Rodríguez, Luna dijo que un tal «Luciano», alias «Wity«, le pidió que lo acompañara a la casa de Acro en Villa Urquiza y que mientras él lo esperaba en la esquina, se produjo el enfrentamiento en el que el hincha murió en 2007.
«Soy inocente, yo no maté a Acro», afirmó Luna ante el magistrado en una extensa defensa que duró cuatro horas para intentar desacreditar todas las acusaciones que hay en su contra.
Pese a que no aportó su apellido, Luna dijo que conocía al tal Luciano de ir a jugar a la pelota los martes y jueves a un campo y que esa noche fue con otras tres personas hasta el lugar donde luego se produjo el crimen.
«El contó que nunca se bajó de la camioneta en la que lo llevaron y pudo probar que (ese vehículo) no pertenecía en ese momento a su esposa, Verónica Romero, sino que ella ya lo había vendido antes», explicó Heredia a Télam.
Sin la presencia del fiscal José María Campagnoli ni de la querella, Luna acusó a Osvaldo Gastón Matera, herido en el mismo enfrentamiento en el que murió Acro, de haber «mentido» cuando lo acusó ante el juez de haber sido quien disparó contra su amigo.
Agregó que Matera faltó a la verdad al señalar que los ocupantes de la camioneta estaban «encapuchados», ya nadie se encontraba en esa condición, según dijo Heredia.
En otro tramo de su indagatoria, Luna aseguró que le tenía «simpatía» a Acro y que el juez puede buscar información de interés para la causa en una computadora que quedó en una casa en la que vivía en Italia, donde fue detenido.
Respecto del famoso video en el que se declaraba culpable del crimen, reiteró la versión de que todo lo que dijo es «falso», que lo grabó porque le ofrecieron 500.000 dólares y que aceptó hacerlo porque necesitaba el dinero para enviarle a su familia.
Después de hablar cuatro horas, Luna pidió continuar declarando el lunes y ser trasladado desde la cárcel de Ezeiza a otro penal, ya que dijo haber tenido «problemas» con el personal penitenciario.
Por su parte, el juez Rodríguez ordenó que Luna sea sometido a una revisación psicológica y médica.
La detención de Luna se concretó el 24 de diciembre tras un allanamiento realizado entre grupos especiales de la policía italiana, con la colaboración del Departamento de Prevención de la Violencia en el Fútbol y de Interpol, en la localidad de Picaso Palolo, ciudad de Ostia, a unos 20 kilómetro de Roma.
En el momento de la detención, el hombre se encontraba con una mujer que era su pareja y no se resistió.
«Colo» Luna había llegado a Europa tras escapar del país a través de la provincia de Misiones, cruzar a Brasil y desde allí tomar un vuelo hacia España, donde durante algunos meses integró una banda que asaltaba bancos.
Días antes de la detención, se había conocido en Buenos Aires un video en el que el joven se hacía totalmente responsable del crimen de Acro, e intentaba desvincular del hecho a los hermanos Alan y William Schenkler, jefes de una de las facciones de la barra brava «millonaria».
En la indagatoria de este viernes, el abogado Heredia aseguró que los Schlenker «no fueron mencionados» y que Luna dijo que no participó de ninguno de los enfrentamientos más famosos de la hinchada: «La Batalla de los Quinchos» y «La Batalla del Playón».
El crimen de Acro se registró el 9 de agosto de 2007 en el barrio porteño de Villa Urquiza, cuando el joven se retiraba de un gimnasio de la zona junto a su amigo Matera y fue sorprendido por varios jóvenes que lo atacaron a balazos.
Desde un principio, la investigación apuntó a un crimen vinculado a la interna que vivía la hinchada de River «Los borrachos del tablón», en la que dos grupos se disputaban el liderazgo.
Fuente: Olé, Télam
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