Estos son los verdaderos Borrachos del Tablón. A no confundirse. LBDT es el nombre propio de la hinchada riverplatense, no el sinónimo de asesinos o delincuentes. Para nosotros éstos hinchas son más «barra» que los que entraron con facas y cinturones al amalfitani. Ésta es la verdadera barra, hinchas autoconvocados con el solo fin de ir a alentar, por un rato nomás, a sus jugadores en la concentración previo partido copero.
Esto es ser hincha de River Plate.
El banderazo según Olé:
El que no salta es un Bostero/ el que no salta es un Bostero». Falcao, como desde el primer minuto, es el que dirige al resto. A su lado, Augusto Fernández y Nicolás Sánchez golpean sus manos contra la parecita de cemento. Un poco más allá, Carrizo revolea una bandera igualita a la que tiene el colombiano, mientras Ortega, Abelairas y Alexis aplauden y el pibe Ríos y Rosales intentan hacer foco con sus celulares para retratar el momento. Todos saltan, todos agitan, especialmente esos 300 hinchas de distintas agrupaciones que se autoconvocaron para realizar un banderazo en apoyo al plantel y le dan un colorido especial a la noche. Hay bombos, bengalas, petardos. Hay gritos contra Boca, deseos de ganar la Copa. Hay aplausos y fiesta. Mucha fiesta.
El playón interno del Monumental, justo debajo de la concentración, se transforma en una popular. Sin barras. Apenas con fanáticos que entienden que es necesario ratificar la banca para el equipo antes de tres partidos que pueden decidir el futuro de este River. Entonces empiezan las ovaciones individuales. El «Orteeega, Orteeega» obliga al Burrito a saludar, de arranque, tímidamente. Aunque se suelta al escuchar el «vení, vení/ cantá conmigo/ que un amigo vas a encontrar/ que de la mano/ de Ariel Ortega/ todos la vuelta vamos a dar». Ahí sí, al jujeño se le dibuja una sonrisa tan grande como la de Falcao cuando arranca el «oh, le, le/ oh,la, la/Falcao es de River/de River no se va» para demostrarle su gratitud por haberse quedado aunque lo esperara su selección.
Las Paredes, Bernal, Munro, Solano… Se pueden ver más de 20 banderas colgadas sobre el alambrado de las canchas de tenis del club. Casi tantas como jugadores que se le animan al frío y, sorprendidos, aplauden, agradecen. El Profe Ortega y el doctor Seveso tampoco se pierden el espectáculo. Eso sí: salen con un par de camperas para repartir. No sea cosa que alguno se resfríe. ¿Simeone? No aparece. Y eso que la banda lo espera. «Que salga el Cholo/ lo queremos saludar/ que salga el Cholo, lo queremos saludar», le gritan. Pero como los segundos pasan y el técnico ni se asoma, la mira se posa sobre Buonanotte. «Enaaano, Enaaano», rugen. Todos juntos. Y vuelan los trapos. Y hay aplausos arriba y abajo.
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