Ni acá no ha pasado nada ni un enfrentamiento con casi un centenar de detenidos y varios heridos de arma blanca. Un intermedio entre ambas versiones fue la realidad de lo que sucedió anteayer en el estadio Monumental, en el partido entre River y Gimnasia, de Jujuy. Y, si bien no con la intensidad de otros antecedentes, se trató de un nuevo capítulo de la interminable interna de Los Borrachos del Tablón. Es un aviso: si bien el año comenzó con los referentes de 2007 alejados de la cancha, la pelea continúa por ver quién ocupará ese lugar. Y esta vez dejó como saldo un herido de arma blanca, aunque no de gravedad.
«Yo me tengo que valer por los elementos que me da la policía. Y la gente nuestra, como los oficiales, nos informa que no hubo ningún tipo de enfrentamiento. Además, en el hospital Pirovano y en el club nos dijeron que no atendieron a ningún herido.» Ayer, Javier Castrilli, el subsecretario de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, insistía en erradicar cualquier teoría sobre una pelea en el club. Sin embargo, se supo que existió un choque entre dos facciones de la hinchada en un descanso de las escaleras que conducen a lo más alto de la tribuna local y que cerca de veinte barrabravas del grupo del Oeste fueron detenidos sin resistirse para su identificación, entre ellos Alexis Neurona Decoste (NdE: error, pertenece al grupo que responde a Adrián), involucrado en la investigación por el crimen de Gonzalo Acro. Hay un codiciado vacío de poder por las ausencias de Adrián Rousseau, que está inhabilitado debido al derecho de admisión, y Alan y William Schlenker, en prisión por su presunta participación en el caso Acro.
Castrilli negó enfáticamente cualquier posibilidad de clausura del club. «Cuando hemos tenido que clausurar lo hemos hecho. No nos tembló el pulso ni con River ni con Boca. Pero en este caso de ninguna manera se nos cruzó por la cabeza una clausura», aseguró el subsecretario, que dijo que igualmente se abrió una investigación oficial. Sin embargo, en 2007 River sufrió dos sanciones a su estadio por incidentes dentro del Monumental: la Batalla de los Quinchos, el 11 de febrero de 2007, y la pelea en el playón, el 6 de mayo último. En este último caso sucedió algo similar a lo del domingo, por lo confuso del hecho. Aquella vez, desde fuentes policiales y gubernamentales se repetía que la pelea había sido fuera del club hasta que un video casero realizado con un teléfono celular dejó en evidencia que el choque fue dentro de la institución.
Ante este panorama, la pregunta es: ¿próximamente puede haber nuevos incidentes? La respuesta, desde ya preocupante, es sí. «Yo puedo poner 5000 policías, pero ¿cómo evito que dos se miren feo en la tribuna y se agarren a trompadas? Es imposible», dijo Castrilli. Por lo pronto, la hinchada de River tendrá las próximas dos semanas sus movimientos controlados. Ya hubo contactos entre Castrilli y el inspector Rubén Pérez, del Coprosede, para controlar el traslado de la hinchada de River hasta la frontera con Santa Fe, pues el domingo próximo el equipo de Diego Simeone jugará con Newell s. El comisario inspector Daniel Barrile, subjefe de la policía rosarina, dijo: «Desde el miércoles me encargaré personalmente de ir al estadio y establecer todas las condiciones de seguridad necesarias».
Como siempre, la hinchada visitante será escoltada apenas llegue a la provincia en el peaje de General Lagos. Además, se trata de un partido con malos antecedentes: la pelea en el peaje de Lima de 2002, con la muerte de dos hinchas; la suspensión del partido del 18 de febrero último por incidentes en Rosario, cuando quedaban cuatro minutos por jugarse, y la postergación del choque del Apertura, en Núñez, por la cercanía con la muerte de Acro. Para la vuelta al Monumental, dentro de dos semanas ante San Lorenzo, habrá una mayor presencia policial: de los 700 que hubo ante los jujeños se aumentará a más de 800.
- No quedaron detenidos por los incidentes
La mayoría de los detenidos en el partido de River ante Gimnasia y Esgrima, de Jujuy, fueron liberados en las primeras horas de ayer. Sólo quedaban en prisión cuatro personas -no se conoció su identidad-, pero por infracción a la ley de drogas.
El club, a través de su titular José María Aguilar, lo negó con énfasis. El Gobierno, a través del subsecretario de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, Javier Castrilli, aseguró no haber visto nada. Así, nada llegó a la Justicia: en la Fiscalía de Saavedra-Núñez confirmaron que no se labraron actuaciones. Y, al no haber actuación policial ni presentaciones judiciales, al Juzgado de Instrucción de Luis Rodríguez, quien lleva las investigaciones de todos estos temas referidos a River, cuyo pico más alto de violencia fue la muerte de Gonzalo Acro, en agosto de 2007.
«No hay heridos ni detenidos por ninguna pelea», dijo Aguilar. «No hubo hechos de violencia en el estadio Monumental, ni tampoco se comprobaron heridos de armas blancas en las recorridas por los hospitales», señaló Castrilli. Y agregó que, de los 34 detenidos en la comisaría 51ª, quedaban ayer sólo cuatro, acusados de infracción a la Ley de Drogas.
A River, claro, no le conviene que salgan a la luz más episodios de violencia. Entre otras cosas, para no empezar otro campeonato con el estadio suspendido, como hace un año, cuando los barras que respondían a Adrián Rousseau y a Alan Schlenker se declararon la guerra en lo que se conoció como La Batalla de los Quinchos. Tras eso, el Monumental fue suspendido por cinco fechas, aunque luego el Ministerio del Interior la rebajó a tres…
Con Rousseau alejado de la cancha y con los Schlenker presos en Marcos Paz por supuestos ideólogos del ataque a Acro, la barra está dividida en tres sectores. Los que respondían a Adrián; los que se alineaban con Alan y Los del Oeste, quienes habrían trabado un fuerte lazo con un sector de la oposición del club. No hay un líder definido y hay una aparente intención de convivir en paz hasta que los liderazgos se reestablezcan. Pero, mientras tanto, los chispazos surgen por cuestiones menores.
¿Por qué se pelearon esta vez, durante el partido que River le ganó a Gimnasia de Jujuy? Por algo que parece una pavada pero que, en definitiva, habla de lo mismo: la lucha por el poder.
El grupo que respondía a Adrián quiso ingresar por el medio de la tribuna Sivori, sin banderas y tratando de hacer el menor ruido posible. ¿Por qué? Para que no se notara que es una banda desmembrada, con no más de 80 o 90 barras, cuando en sus mejores épocas eran muchos más. Pero, el grupo del Oeste pretendía hacer su ingreso por donde siempre lo hacen Los Borrachos: por uno de los accesos laterales, con bombos y banderas. ¿Por qué? Para hacer notar su presencia ante la gente de River, como dando el presente en un tiempo de confusión como éste.
Así, entre lo que querían unos y lo que pretendían otros, se trenzaron dos grupos pequeños en las inmediaciones de la tribuna. Dos barras (¿del Oeste?) terminaron heridos de arma blanca, uno de ellos en un glúteo. Como las heridas fueron menores, no hizo falta pasar por un hospital, donde hubiese quedado asentada la pelea y la consecuente intervención policial. Además cada grupo tiene lugares de atención médica donde concurrir extraoficialmente en caso de quedar algún herido.
En River, suena fuerte que la conducción niega los hechos con la intención de no prolongar la imagen de un club atrapado por barras y combates. A la vez, y por lo bajo, el oficialismo susurra que hay sectores de oposición que fogonean a grupos violentos.
Fuente: Clarín, La Nación